sábado, diciembre 02, 2006

45 revoluciones por minuto.



La primera vez que llegó un disco de pizarra a mis manos pensé; ¿Como es posible que de algo tan burdo y pesado pueda salir algún sonido y menos alguna música reconocible? Y más sorprendido te quedabas si veías la aguja, que era lo más parecido a un clavo.
Es cierto que hoy resulta igual de jurásico decir microsurco, single, e incluso a veces se le denominaba sencillo, y long play a aquellos discos grandes con más de diez canciones. Y no precisamente porque hayan pasado veinte años desde que nos acercábamos a nuestra tienda de discos favorita a comprarnos uno, más bien por la rapidez de su evolución. Técnicamente la transformación que ha sufrido todo lo referente a la música, ya sea en reproductores, como en el sonido mismo, es algo increíble y casi impensable hace un par de años. De ahí que eso del vinilo nos parezca algo ancestral.
Aunque físicamente tampoco ha cambiado tanto, sigue siendo redondo y con un agujero en medio…
Los había de colores verde, azul, rojo o como Tony Christie -el año pasado estuvo en lo más alto en las listas de ventas en Inglaterra, con un CD de grandes éxitos- que puso titulo a su canción (is this the way to) amarillo y coloreo su vinilo en ese color, a mediados de los 70 e incluso la grabó en castellano. Bueno, eso de grabar en castellano, no era nada nuevo. Poder escuchar a Matt Monro o a Nat King Cole, en grabaciones que ya son míticas es algo que supera cualquier entendimiento. Y no digamos a Barbra Streisand o al mismísimo David Bowie. Por lo menos a mí, cuando les he oído me ha dolido la mandíbula.
Lo cierto es que el sonido del vinilo tiene algo que me atrapa, que me seduce.
Aquí, los tenéis igual que ayer, y como siempre


Angelillo, el primer cantaor que actuo acompañado de una orquesta.
En 1934 interpretó la película El negro que tenía el alma blanca.
Podemos oirle reiteradamente en una de sus creaciones más conocidas Soy un pobre presidiario en la última película de Guillermo del Toro, El laberinto del fauno
maravillosa y dura película, altamente recomendable.


La gran Gloria Lasso logró en 1956 el disco de oro
con su cancion Étrange au paradis-Extraño en el paraíso
y el status de estrella.
Nacida en Barcelona, fue una de las principales cantantes francesas de los años 50 y 60




Un conjunto cuyos éxitos arrebatan.
La publicidad de medias Vilma de 1956


El Nat King Cole que me relaja


Pues lo contrario...


Uno de los reyes de El bolero


Peggy Lee la reina blanca del jazz.
Un regalo para los sentidos


Sarita, resucitando el cuplé


Otra de las reinas del bolero


Con ser ella misma fue más que suficiente

y lo vistió de azul


Los años 50 el asentamiento del bolero


Grande entre los grandes


¡Te mueves más que las maracas de Machin!
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